DESCUBRIR Y ENSEÑAR A DESCUBRIR EL PALPITAR PROPIO
La dificultad de la escucha, de ir lento, de ser consciente, de soltar,
de relajarse, de evitar el dolor, de no tener guías a seguir,
de ser nuestro propio maestro; o la lucha contra lo cultural.
Yo llegué a la formación de Feldenkrais como por accidente, luego de un taller de tres días con Lea Kaufman, experimenté en mi cuerpo nuevas preguntas frente al dilema que me planteaba para realizar una maestría – ¿cómo preparar el cuerpo de un actor sin lesionarse en el intento? – Cuando vi la convocatoria a la formación, pensé en obsequiarme ese mes, y quizá hallar caminos hacia mi búsqueda; para mí fue ir a un spa, ir a ofrecerme un mes para mí, sólo para conocerme más; no era posible que hiciera un segundo módulo, ¿de dónde sacaría tanto dinero? Pero cuando descubres que hallas un camino y que lo deseas, atraes, y el universo te sorprende dándote todo lo que necesitas, así que ese hermoso spa de un mes se me alargó cuatro años, y así, sin darme cuenta del cómo, hice posible terminar mi formación profesional.
Feldenkrais me enseñó el cómo preparar un actor sin lesionarse en el intento; pero al formar, me encontré con un gran reto: ¿cómo atraer a los estudiantes juveniles a los movimientos lentos y cortos? Cuando este mundo les obliga constantemente a competir, a hacer cantidad, a hacer todo rápido, grande, a buscar el dolor, la fatiga, la repetición mecánica. ¿Cómo lograr que tus estudiantes se apropien del obsequio que es Feldenkrais?
Quizá la respuesta la halle si observo en mí, en mi pasado y mi proceso con el método.
He sido alguien muy acelerado y vivir en una ciudad caótica, me ha acostumbrado a ir a las carreras, ha hacer muchas cosas para sentir (creer) que aprovecho el tiempo. Llegué a la formación creyendo que ya tenía pausas, que era consciente, que podía observar un cuerpo en movimiento y analizarlo.
Sin pretensiones iba al ritmo que necesitaba, creía ir lento, y cada día descubría que podía ir un poco más lento y disfrutar el conocerme cada vez más, en mi mente me descubría, como si me desmenuzara y pudiera adentrarme poco a poco más en mi ser, en mi respirar, en mis formas de moverme, de resolver y reaccionar.
No acelerar, ni forzar a los estudiantes a aprender a conocerse a sí mismos. Esa era una primera impresión; entonces cómo invitarlos a ser más conscientes, cómo hacer que se enamoren del método, y no que lo terminen detestando. Entonces el universo en diferentes espacios comenzó a mostrarme otras opciones para lograrlo.
La tarea ahora es transformar los juegos, las técnicas, los ejercicios; para aproximarse a algunos de los principios que buscaba Moshe con su método; todo esto permite hallar estrategias para dirigir la atención, acercarse a la reversibilidad, hacer diferenciaciones, disminuir los tonos musculares innecesarios, etc.
Cada grupo es un nuevo laboratorio, y te permite explorar nuevas estrategias. Yo continúo ahondando en mi ser como maestro de teatro y como maestro de Feldenkrais, el camino es muy profundo y largo, como divertido y sorprendente, soy un ser curioso, creativo e intuitivo, y esas son mis herramientas para continuar aprendiendo e intentar ayudar a otros a encontrar sus caminos.
“El aprendizaje necesita ser lento, gradual y placentero.”
-Moshe Feldenkrais